Desde los inicios de la humanidad, la mujer ha sido una figura polémica. Imagino a los primeros humanos nómadas adaptándose y adoptando roles según las circunstancias y capacidades de los dos distintos generos: los hombres cazando, peleando, defendiendo. Las mujeres cultivando, cocinando, educando.
Luego vinieron las civilizaciones y dentro de éstas, la conciencia colectiva de una capacidad creadora femenina relacionada a la tierra (fertilidad), a la luna (reguladora de ciclos naturales) y al agua (dadora de vida).
Con la llegada del catolicismo a Latinoamérica, la mujer fue vista como una amenaza para la concepción de Dios de la que hablaban debido a que la deidad debía ser masculina ya que la figura principal de la Iglesia era un hombre.
Y asi, paulatinamente la mujer se fue rezagando a todos niveles: no pudo votar cuando se establecieron las elecciones, no pudo recibir ciertos grados de educación, no pudo trabajar en lo que deseara, no pudo pertenecer a ciertas religiones, incluso en la actualidad existen algunas doctrinas en las que las mujeres no pueden acceder a ciertos grados en su camino espiritual.
Después de siglos llenos de silencio e inconformidad por parte de la mujer, comenzaron los movimientos feministas que peleaban por un espacio dentro de la sociedad, fue parte del estandarte de los años setentas en combinación con los excesos propios de la época. Desde esos tiempos hasta ahora, se continúa una lucha de todos los días, todo un proceso lleno de tropiezos y hasta preceptos equivocados.
La capacidad creadora (en otras palabras, el lado femenino) como lo dije antes, existe en todos los seres humanos. No es exclusivo de un género, y sobre todo, dicha capacidad no sólo se refiere a tener un hijo, amamantar, criar. También se refiere a la generación de ideas, proyectos y todo cuanto implique poner un poco de nuestro ser para crear algo nuevo.
La figura femenina resurge poco a poco, aunque a veces me topo en diversos medios con esta idea de que la mujer es una especie de mártir-heroína, y que por tener todo en su contra es mejor que un hombre. Pero no, parir ya no es un deber, tampoco es ese dolor extraordinario que todos deben aplaudir o un sacrificio. Es simplemente una maravillosa capacidad, la capacidad creadora dentro de un género: la mujer.
Poco a poco las cosas han cambiado. Vamos rumbo al equilibrio, rumbo a la equidad.
Luego vinieron las civilizaciones y dentro de éstas, la conciencia colectiva de una capacidad creadora femenina relacionada a la tierra (fertilidad), a la luna (reguladora de ciclos naturales) y al agua (dadora de vida).
Con la llegada del catolicismo a Latinoamérica, la mujer fue vista como una amenaza para la concepción de Dios de la que hablaban debido a que la deidad debía ser masculina ya que la figura principal de la Iglesia era un hombre.
Y asi, paulatinamente la mujer se fue rezagando a todos niveles: no pudo votar cuando se establecieron las elecciones, no pudo recibir ciertos grados de educación, no pudo trabajar en lo que deseara, no pudo pertenecer a ciertas religiones, incluso en la actualidad existen algunas doctrinas en las que las mujeres no pueden acceder a ciertos grados en su camino espiritual.
Después de siglos llenos de silencio e inconformidad por parte de la mujer, comenzaron los movimientos feministas que peleaban por un espacio dentro de la sociedad, fue parte del estandarte de los años setentas en combinación con los excesos propios de la época. Desde esos tiempos hasta ahora, se continúa una lucha de todos los días, todo un proceso lleno de tropiezos y hasta preceptos equivocados.
La capacidad creadora (en otras palabras, el lado femenino) como lo dije antes, existe en todos los seres humanos. No es exclusivo de un género, y sobre todo, dicha capacidad no sólo se refiere a tener un hijo, amamantar, criar. También se refiere a la generación de ideas, proyectos y todo cuanto implique poner un poco de nuestro ser para crear algo nuevo.
La figura femenina resurge poco a poco, aunque a veces me topo en diversos medios con esta idea de que la mujer es una especie de mártir-heroína, y que por tener todo en su contra es mejor que un hombre. Pero no, parir ya no es un deber, tampoco es ese dolor extraordinario que todos deben aplaudir o un sacrificio. Es simplemente una maravillosa capacidad, la capacidad creadora dentro de un género: la mujer.
Poco a poco las cosas han cambiado. Vamos rumbo al equilibrio, rumbo a la equidad.
Xigna
2 comentarios:
tú me has enseñado tanto, me has puesto a pensar alrededor de todo ese conocimiento universal que, como ser humano, llevo dentro, pero que como alberto espejel -leo ascendente piscis, tiffereth xóchitl no. 4, hijo de familia promedio, poseedor de ego- no atendía
tú y yo hemos visto cómo la especie humana empezó bien, con esta conciencia de las fuerzas que existen en la realidad, sin discriminación, sin ansías de poder, sin mayores deseos que el desarrollo individual y colectivo, con espiritualidad y placeres, celebraciones, tributos, arte
pero en algún momento todo se fue deformando, al grado de que hoy se cree que ser espiritual es ser... bueno, para que poner ejemplos que terminan siendo una crítica a esas personas, el punto es que, si históricamente hubo esta ruptura de lo espiritual con la vida industrial, política, científica, social, es buen momento para buscar nuestro propio cambio, nuestra evolución, o sea, ir rumbo al equilibrio, rumbo a la equidad, como bien dices
éstos dos párrafos me parecen un grandioso ejemplo de filosofía individual, sin etiquetas ni escuelas, no esto no es new age, ni sexismo, ni deconstrucción, ni esoterismo, es sólo muestra de una persona con la conciencia de la libertad: La capacidad creadora (en otras palabras, el lado femenino) como lo dije antes, existe en todos los seres humanos. No es exclusivo de un género, y sobre todo, dicha capacidad no sólo se refiere a tener un hijo, amamantar, criar. También se refiere a la generación de ideas, proyectos y todo cuanto implique poner un poco de nuestro ser para crear algo nuevo.
La figura femenina resurge poco a poco, aunque a veces me topo en diversos medios con esta idea de que la mujer es una especie de mártir-heroína, y que por tener todo en su contra es mejor que un hombre. Pero no, parir ya no es un deber, tampoco es ese dolor extraordinario que todos deben aplaudir o un sacrificio. Es simplemente una maravillosa capacidad, la capacidad creadora dentro de un género: la mujer.
gracias por el perdón, por el amor, por la enseñanza y por aprender de mí, por regresarme a la kabaláh, por brindarme nuevas formas de conocimiento, por ese parto perfecto, por los miedos, por las crisis, por la conciencia, por el libre albedrío, por no quedarte con las apariencias, por ser prejuiciosa y darte cuenta que eso no te deja nada
en fin, te abrazo, te beso
Hola, me llamo Sandra.. Solo kiero decirles que su blog esta muy chido y que esta muy interesnte, suerte con el.
A Xigna kiero decirle que me da mucho gusto que por fin puedo leer una opinion inteligente, que bueno que escrbiste esto porque nosotras somos mas que seres que aman muchoo que seres que kieren ser como los hombres, por fin!!
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