10/3/08

MAR Y ESCRITURA:
6 textos conmemorativos




Mar azul, azul, te tengo en la memoria:
idea pura y, seguramente, viva desnudez
de las aguas del corazón que se arrastran,
mar de simples ulises, ¡marineros de alga!
Las naves, RAMÓN XIRAU


Entre el mar y el hombre no habrá mayor distancia que la del olvido. Ambos se dan y se quitan, se miran y se reflejan, se intervienen, se admiran, se arruinan. El mar está siempre, desde el principio, desde el primer poema y el primer exilio, desde la primer conciencia de belleza, la primer lágrima, la primer noción de libertad, la primer memoria humana: toda incubación es líquida, el recuerdo del paraíso lo es, el mar nos simboliza ese algo perdido, ese mucho encontrable que nos hace recordarlo, buscarlo, viajar cuantos kilómetros sean necesarios hasta estar frente a frente con él. Entonces, una vez en sus aguas, ya sea en una embarcación, a la orilla con los pies mojados, o simplemente a través de la mirada o la honda realidad de una evocación, algo hay de reconocimiento pleno, de identidad absoluta que nos devuelve humanidad, libertad, amor por el mundo.

Esta vez, en Círculo SURTE quisimos escribir unos cuantos testimonios de nuestra relación con esa cosa entrañable líquida y prehistórica, masiva y sensual, enigmática y rítmica. Seis textos de profunda intimidad con el mar de fondo: nuestra percepción de él, nuestro andar junto a él.

Favor de hacer click en el link que le llame la atención, agradeceremos sus comentarios en el texto de su preferencia:

1.- Cantábrico, por ANA R.
2.- Sin Título, por MATT
3.- plenilunio[, por PIQUIS
4.- Armónica, Blues y tu perfecta percusión, por BONZO
5.- Entre sal y (b)risas, por XIGNA
6.- Hipo y campo, por ALBERTO ESPEJEL
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CANTÁBRICO



Escucha el mar
Estremecerse desde su vientre inmenso
con todos los vientos del norte.
Ofreciendo a los acantilados negros
la interminable pereza
de sus besos.

Escucha el mar
Gemir con su espuma blanca
sobre las rocas.
Acabándose en una marea ascendente
como un rito pagano
de cuerpos abandonados.

ANA R.

-sin título-



Floating bubbles, surfing dreams.

You come and go, come and go.

Leave me alone and go…



Mis ojos sumergen cansados de nada,

se van y regresan porque no hay nada más.

La espuma de mi rabia se seca en el sol

al tiempo de las olas de tu paz.



No te has dado cuenta?

Es lo mismo amar y el mar.


MATT

plenilunio[


ella vive con la luna,
la espera a la hora exacta;
soñando a su lado
que algún día el sol vuelva
llevándose con él las piedras
q trajo la marea alta,
esto es el pleamar,
sueños de nostalgia
que arrastra su oleaje,
ella pide que su memoria vuelva,
para conservar lo pasado
y liberar cual medusa
todo malo resentimiento,
ser humana,
mortal de nuevo,
eso pide ella.]

ARMÓNICA, BLUES Y TU PERFECTA PERCUSIÓN


Creo que cuando uno se presenta frente al mar, a parte de la grandiosa vista,
influye mucho el sonido en lo que nos hace sentir.

No nos da no notas Do, Re, Mi.... pero si nos da su grandiosa percusión, que nos tranquiliza.

- Y le digo al mar:
-¿Me dejas cantar contigo?
...
Y atrevidamente me pongo a tocar mi armónica, dejando las gaviotas cantando...
¡PUMM!, ¡con fuerza agita sus olas frente a las rocas!,
cuando con fuerza soplo un Do Mayor... Siendo el climax de este Blues...

Y cuando te recoges, sereno, esperando romper nuevamente con tu coro,
bajo la escala tocando suavemente,
y dejo a tu alma susurrar.

BONZO

ENTRE SAL Y (B)RISAS


Cuando supe que tenía que escribir un texto acerca del mar, lo primero que pensé fue que sería algo sencillo, porque yo crecí viendo el mar de cerca, oliéndolo, mirándolo, odiándolo a veces... hasta los 21 años, edad en la que partí al centro del país en busca de novedades y estudios. Pero ya de entrada, me fue difícil escribir acerca de él, había mucho qué decir, pero de tanto creo que no hallé una sola forma. El mar me representa espíritu, miedo, pero también diversión. Por eso me gusta la idea de los chistes, el toque indicado para quitarle ese tono serio a un recurso natural ya tan trilladamente usado por escritores y poetas (y todo muy respetable). Tal vez de ésta forma me facilito su lectura, creo yo.

Pero empecemos de una buena vez, con estas preguntas acerca de ciertos mares desconocidos e insólitos...

¿Cuál es el mar más largo del mundo?
R= El Mar Atón.

¿ Y cuál es el mar que es de otro mundo?
R= El Mar Ciano.

¿Cuál es el mar que te ayuda a seguir vivo?
R= El Mar Capasos.

¿Cuál es el mar más contaminado?
R= El Mar Rano.

¿Cuál es el mar más útil de todos?
R=El Mar Tillo.

¿Y el mar más inútil?
R= El Mar Ido.

¿Cuál es el mar más sufrido de todos?
R= El Mar Tir.

¿Cuál es el mar más musical?
R= El Mar Aquero.

Aguas Internacionales

¿Cuál es el mar más mexicano?
R= El Mar Iachi.

¿Y el mar más francés?
R= El Mar Sellesa.

¿Y cuál es el mar más griego?
R= El Mar Homero.

¿Cómo se dice mar en japonés?
R= Akita Ondo

Pero ya dejando atrás un poco los malos chistes, si he de decir algo del mar, es que es Mar Avilloso. Vivir en una ciudad en la que a lo lejos se pueden ver los horizontes perdidos entre el agua y el cielo, es una bendición para quien lo sabe valorar. Por las noches, los barquitos con luces, el sonido de las olas, y la espuma que se forma en las rocas, te obligan a voltear.

Y ya no importan las luces del semáforo, ni los otros autos, o si falta mucho por caminar para llegar...

Recuerdo que el olor a sal era un aviso de que estaba en casa, y cómo lo extrañé por las tardes, por las noches en las que todo era ya tan seco y polvoriento a 8 horas de aquel mar.

Nunca fui asidua a bañarme en el mar, mucho menos a nadar o a adentrarme en sus aguas. Siempre pensaba en la cantidad de fauna acuática que había ahí, y no podía disfrutarlo demasiado, sobre todo si aún caminando por la playa encontraba restos de malaguas (medusas). Cada vez fui encontrando menos conchitas por recoger en la arena, cosa que me dio mucha tristeza ya que cuando era niña recorría la playa con mi hermana y llenábamos botecitos vacíos con caracoles y conchas, y piedras transparentes o de colores. Cuando ya no hubo mucho que recoger dejamos de hacerlo. También dejamos de ir a la playa.

Nunca me han gustado los mariscos, así que por ese lado no extrañé nada. Mi relación con el mar, no fue ni cercana ni lejana, pero sí inolvidable. Aún me gusta escucharlo, y lo veo de vez en cuando, y está en cada uno de mis recuerdos como ese fondo azul y ese aire salado, y sobre todo, esa brisa en el cuerpo.

XIGNA

HIPO Y CAMPO


I.
Esta vez, con el mar de fondo, un cauce que no ha de ser el de la memoria.

No un mar sino el marMar, se me fue, dijo adiós en tu azul lejanía–, ese bolero poco famoso aunque sí definitivo. Definición: Mar, sabes bien, cómo duele perder un amor.

La calle Orizaba desemboca en otra colonia, entonces un rascacielos anuncia el cambio de demarcación y todos los microbuses y todos los peces se integran al adoquín y concreto como olas que se integran a la arena, como recuerdos que se estrellan en el sueño, como un hombre que se integra al agua y que cierra los ojos para que un vaivén, suave a la vez que violento, haga el resto.

Rascacielos, resaca, rocosa, reacción, maneras distintas de anunciar la afrenta de la ciudad: el individuo, perdiéndose y encontrándose casi líquidamente, despierta, recuerda, olvida, se duchará, se integrará a ese otro sueño un poco más social y la ciudad, de México aunque la calle se llame Orizaba, desata su oleaje.

Es de mañana aunque no haya sol pero ya haya noticias, los voceadores se apilan alrededor de las pilas de diarios de futura venta. Veo un gato que no me ve a mi porque atento ve a otro gato que, inexplicablemente, no está viendo nada. Dos navíos se encuentran, se besan, llegando sirenas y ajustadores de seguros. Rines de estrella de mar. Abismos o el último sueño. Pescar un resfriado, un bostezo, un reflejo. Monstruos abisales en forma de sonido programado traen de nuevo la luz al resto de los pescados que, devotamente, no pasarán del tope convenido aunque la pecera ya no exista.

Ciudad. O cuadrilátero en el que dos miradas que se encuentran develan el siguiente episodio –siento que llevan tus olas vago rumor de su voz–. Curioso porque así comenzó todo, primero dos peces que se tuvieron frente a frente y parecían besarse por cómo respiraban, luego una música que evocaba ese sonido superlativo de las olas ritmeando la noche (mejor si se escucha desde un cuarto de hotel tras una cortina cerrada y un balcón sin usar), finalmente un final, muchas coordenadas después, como horizonte que se alcanza, frontera colmada de ecuaciones irrepetibles que llega súbita, inhóspitamente, con el agua, con la deshidratación. El futuro, la inexplicabilidad, la vista que cansada se confunde, la memoria que vacía es timón a la deriva.

pero me quedo en las sombras con mi desesperación

Lo de resaca es reacción al rascacielos. Lo de rocosa es recuerdo de cañada, ese piedrerío que se integra al mar como las olas a los recuerdos, como la arena al sueño, como el agua al hombre. Digámoslo claro, un bolero lo confunde todo, un bolero que lo mismo lo canta Horacio Robles que las rondallas que Luis Miguel que Amparo Montes que.

II.
Mar, cualquier territorio. Entonces los signos, esos dadores de significado y jerarquía, irrumpen como un geizer que en cualquier momento, que en cualquier momento.

Mar, nostalgia de lo muerto, sangre azul, vida transparente, fondo de todas las formas.

Mar, ciudad de encuentros, liquidámbar siempre, liquidantes siempre, líquidos. Cáncer. Escorpión. Piscis. Redundancia. Mar, tu azul lejanía, lejana, vago rumor. Duele.

Mar, la calle Orizaba, estéreo Toshiba.

III.
La ventana por la que observo, cristal que da a un arrecife, es pequeña, casi inexistente. Nadie me ve que los veo. Cierto, no hay tráfico, es ésta una calle pequeña, con algunos cafés que aluden a ese París que no existe más que en nouvelles poco afortunadas, una fuente central abre la calle, la escuela gastronómica y sus refinadas técnicas de cata, clínica de belleza de próxima inauguración, un acuario de nombre “La Vigilia”, gelatería italiana (probar el selva negra en futuras visitas), video club, café internet que jamás tiene café.

Marea alta, comienzan otras músicas, un vibráfono, otro nombre, marea baja, un violonchelo, Aisha Duo, Duo Aisha, otras historias, costa, arena.

Splash.


ALBERTO ESPEJEL