10/4/08

This Mortal Coil : Smashing Pumpkins : Combustible Edison : Portishead : Procol Harum : Fito : Pearl Jam : Sarah Polley : Blue Nile : Oscar Peterson

I.
Tras la cortina, el mundo. Más acá, ese momento en que a un gesto le corresponde un cuadro de Rothko, y de Rothko, lecturas antiguas se desprenden y se encuentran mutuamente justo en la esquina que hace el sofá con la alfombra: Millás y Calvino, Donoso y Cardoza Bravo, Kundera y Petrucciani, todos contentos en un mismo movimiento, en un mismo eco provisto por Lester Young que con su saxo hace aparecer algunos gatos expectantes, gatos hermosos que lo mismo guardan silencio que guardan en sus cajas respectivas un disco-héroe-de-batalla tras otro, círculos-planos pilares en la estructura de esta noche, onerosa noche que se alza a base de otros momentos que, desde su recóndito pasado, participan también en ésta suave noche de puentes, olvidos, memoria introvertida que confunde a Claude Bolling con un hermano de nombre Salvador, que ubica a Trent Reznor en Irapuato, que estima tanto a ese bonachón amigo desconocido que es John Patitucci, que hace que Sabina se sienta santa aunque sea por un instante, dulce instante que parece admitirlo todo, que parece integrarlo en su frágil vaivén de caos bien temperado, cúmulos de dichas que sobreviven al tiempo, ejes que en algún momento marcaban un rumbo, fijaban un espacio, hablaban de mí, conmigo, aunque el encuentro fuera siempre colectivo, siempre hacia los demás, hacia el otro.

the lacemaker, THIS MORTAL COIL
mayonaise, SMASHING PUMPKINS
bluebeard, COMBUSTIBLE EDISON
numb, PORTISHEAD
a whiter shade of pale, PROCOL HARUM
al lado del camino, FITO PAEZ
i got i.d., PEARL JAM
courage, SARAH POLLEY (original de The Tragically Hip)
downtown lights, THE BLUE NILE
summertime, OSCAR PETERSON TRIO (original de George Gershwin)

II.
Siete de éstas canciones las conocí durante el mismo año: 1996, año que, numerológicamente, para mí era año 1, número de legible significado: el cambio de perspectiva, el inicio, la mirada que en algo es nueva, la invitación a nuevos caminos.

MAYONAISE la conocí por los 2 fans de los Smashing que había en mi grupo de tercero de secundaria, el inicio de la canción me parecía una especie de bolero alternativo, me encantaba encerrarme en mi recámara y escucharla con los ojos cerrados, al igual que BLUEBEARD, canción de un grupo de lounge que pertenecía al catálogo de la Geffen, compañía de discos rockera que, entre otras cosas, introdujo a Nirvana al mainstream. BLUEBEARD la conocí por un programa de radio que programaba música alternativa, de preferencia, desconocida, y aunque Combustible no era una banda rockera sino de un jazz, digamos, chic, medio lounge, medio rockabilly, cabía perfectamente en el espíritu alternativo del programa, como NUMB, esa obra maestra de Portishead que me perturbó por mucho tiempo, ¿cómo podían existir esos sonidos en esa época y quedarse en el anonimato? (sampleos, trompeta son sordina, un órgano que suena a murciélago), por esos días “Lamento Boliviano” (Enanitos Verdes) o “Aún” (Coda) eran la onda, así que era muy fácil sentirse inconforme con las estaciones de radio. Así, éste programa que pasaba de lunes a viernes de 10 a 11 de la noche por el 105.7 de fm, conducido por Camilo Lara, era un refrescante remanso sonoro.

A 1996 también le corresponde I GOT ID bajo la misma mecánica: el programa de radio, aunque es una de esas canciones que caben en otras épocas menos intimistas y de más contacto con el mundo, cíclicamente vuelvo a ella, entonces por 4 minutos puedo ser nuevamente esa alma atormentada que ya no me interesa ser, pero con 4 minutos de depresión inducida bastan para un poema o una carta a algún viejo amigo. Es una canción para escuchar a solas, imaginándose a uno mismo desde una alta azotea. Y el viento. Y el silencio.

COURAGE es de nuevo 96 aunque ya sin Camilo Lara, la conocí en el programa de radio que tenía Jordi Soler, escritor mexicano-español que ha hecho del rock un personaje o una inquietud constante dentro de su obra. Esta canción, la canta una actriz (hoy en día directora) llamada Sarah Polley, pertenece a la banda sonora de The Sweet Hereafter, película dirigida por Atom Egoyan que ganó Cannes ese año. En 1997 Oasis vino a la ciudad de México y yo debía elegir si comprar mi boleto para su concierto o comprar éste disco que me encontré sin buscarlo en Mix Up, elegí lo segundo, acertada decisión porque ese soundtrack prende más que el recuerdo de un concierto, tan repleto de claustrofobia, de paisajes muertos y abiertos, de instrumentos persas y arreglos de cuerdas envolventes.

DOWNTOWN LIGHTS es la sexta invocación al 96. Creo que lo que comparten estas canciones noventeras es el impacto que me provocaron la diversidad de estilos, ninguna de éstas seis canciones se parecen más que en la cualidad de poseer sonido propio, y DOWNTOWN (que por cierto es de 1989) suena ochenterísima aunque su letra es de una nostalgia milenaria, la canción hace referencia al caminante solitario de la ciudad (nocturno, de preferencia), himno autoimpuesto por conjugar dos viejas pasiones: la ciudad y la melancolía.

Y un día Camilo Lara le dedicó el programa al jazz y sus derivados, entonces el acid jazz, el smooth jazz, el ska, el space age pop, el bossa nova y por supuesto los tríos como el de Oscar Peterson: conocí entonces SUMMERTIME y el mecanismo de la revolución melódica se completó, dedicaría mi vida a buscar éste tipo de belleza.

El resto no datan del 96 pero también definen mecanismos igualmente vitales. THE LACEMAKER la conocí cuando una amiga vivió conmigo por un tiempo en Guanajuato, vivíamos atrás de un castillo por ahí del 2002 y uno de sus discos, el “Blood” de 1991 de This Mortal Coil, le dio significado a muchos eventos que pasaron en esa época (“Dreams are like water, coloruless and dangerous” es la única frase que compone este track iniciático), aunque también tenía entre sus discos el álbum “Abre” de Fito Paez, entonces su track 2 me sacudió como hace tanto una canción en español no lo hacía. Supongo que muchos consideran AL LADO DEL CAMINO, una canción cercana, una letra gemela a sus vidas, nada mejor que compartir himnos sudamericanos con otros.

III.
Tras la cortina, las 3 am. El recuerdo de A WHITER SHADE OF PALE anuncia un cierre, cierre de noche, de éxodo. Esta canción la he encontrado varias veces, en distintos lugares. Sabe a amigo, a bar, a anacentrismo. A romances fallidos. Sabe a vínculo paterno. A llamada telefónica de madrugada. Sabe a rechazo, pérdida, encuentro. Sabe a los 11 y a los 18 y a los 21 y a éstos 26 definitivos. Con ella no cerraría mi banda sonora, la cerraría con el gordo sonriente de Oscar Peterson, pero la noche, ese signo abrasivo que anuncia encuentros a deshora, paisajes indefinidos, logos oníricos, sentido de vida y ficción, no puede llevar otro sello. Todavía a estas alturas, nadie sabe qué diantres significa Procol Harum.


ALBERTO ESPEJEL

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